Textos de contratapa 

“Tu libro de poemas (nada de “mínimo opúsculo”, como lo degradas por pura modestia) me ha revelado de entrada al poeta de raza, al que es por vocación genuina, poeta, privilegio cada vez menos expuesto a las adquisiciones de superficie, a las posturas, o a la mimesis. La radiación magnética de tu poesía, su inconfundible modulación, sus momentos de trasbordo mágico de lo cotidiano y de lo real, ponen su soplo también inconfundible en la cara y en el alma de los que se acercan a ella(…).

Augusto Roa Bastos.                                                                           

Osvaldo Guevara, argentino nacido en Río Cuarto, es uno de los mayores poetas hispanoamericanos de la segunda mitad del siglo XX. Su suerte es común a la de otros grandes creadores del interior del país que, por el carácter hegemónico de la metrópolis o quizás por el legítimo empeño en no traspasar los umbrales del territorio familiar, su obra no ha alcanzado la difusión y la valoración que se merece(…)

Antonio Tello.

“Yo leía uno tras otros sus poemas e iba de asombro en asombro: Dios mío, cómo alguien puede, con las palabras de mi prosa, convertir en pura poesía las realidades más cotidianas” (…) “No habrá inventario y balance de la poesía argentina si allí no figura algún poema de este “DIARIO DE INVIERNO”.

Marco Denevi.

En los poemas de Osvaldo Guevara, el negro que sopla una trompeta larga como las tiras de su piel, en Rapsodia en Blue, la Niña Carmen con sus ojos como uvas, los sonetos a Rosa, al Yo Pescador, el sapo de su tremenda Oda, pueden verse, se huelen, se escucha su música. Quien los lee no los olvida. Mi corazón no los olvida. La gloria es un verso recordado, supo decir José Pedroni.

María Teresa Andruetto.