La Lengua en el lugar del corazón es una metáfora poderosa, emocional y genuina. El poeta muestra el hueco vacío de la ausencia y el reemplazo que parece imposible.
El fuego, la tierra, el agua y demás elementos son parte del caudal simbólico con el que construye una comunicación empática con el lector; y lo conmueve, hace estallar la oscuridad en lo que dura un relámpago, un latido en la entrepierna de la eternidad.
Mientras leemos descubrimos la esperanza, y la negrura se vuelve luz; el poeta dice:Dar vuelta la página significa/estrenar el corazón. /Algo muere/algo resucita.
El autor sostiene una voz ya consolidada entre los escritores de su generación, quienes conocen su obra lo saben y en este poemario vuelve a aparecer para mostrarse y mostrar el alto valor que le otorga a la palabra, representada esta vez, en la imagen de la lengua uniendo mundos, construyendo puentes. Georg Simmel ha dicho que “un pensador, cuando es verdadero, determina no únicamente lo que quiere responder, sino lo que quiere preguntar” y en el poemario conviven la certeza y la interrogación desde el primer verso hasta el final.
Los silencios en el lenguaje son tan importantes como en la música, nos permite reconocer la melodía, tan significativas son las notas como las palabras en esta partitura que escribe Leandro Calle y nos deja escuchando la pregunta: ¿La lengua en el lugar del corazón?
Ricardo Di Mario