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Ese antiguo oficio de caballo

por: Daniel Tomás Quintana


Daniel Tomás Quintana y su generoso legado.

Por Nélida Cañas

Oficio de poeta
Leo el poemario Ese antiguo oficio de caballo, del escritor Daniel Tomás Quintana publicado por Ediciones del Callejón, Los Hornillos, 2023. El primer poema, Maldición, nos habla de su oficio, llamado y obsesión, que lo vertebra. Nombra sus poemas desvalidos: poemas- casa - maquinaria -humano-nonato. Poemas derruidos - desguazados- mendicantes - detenidos "en la punta cobarde de la lengua";. Una de sus estrofas dice:
"Un poema- animal en fuga,
harapiento cuero desgarrado
y patas mordidas por las trampas";.
Él sabe que ya no podrá restaurarlos. Son ese instante fugaz y quemante, que se enfría cuando lo ha carcomido el abandono.
Las palabras atropellan en manadas. Lo acorralan. Lo convocan. Lo interpelan. "Se sientan a su mesa/ beben de su café/ fuman de su cigarro". Son su compañía y su condena. Y sin embargo. De eso se trata el oficio de poeta. De esa mordedura.


El oficio le ha enseñado a "afilar palabras/ en la piedra/ del silencio". El arduo trabajo en las hojas de los días. A mirar con humildad para distinguir "sus rastros/ en el polvo y el asfalto". Sabe que "las palabras/ no caen desde el cielo".


Este poemario quiere legarnos el oficio de la palabra y lo hace con llaneza. Quiere asirlas para que sean su ofrenda. En el bellísimo poema Hoguera, dice: "Las palabras / se descuelgan/ de las ramas// lluvia de herrumbre/ sobre la tierra yerma.// alguien las barre / las consagra hoguera/ el poema arde / en la mañana". Las palabras están en cada epifanía de la naturaleza, sólo hay que consagrarlas en la hoguera. Esa es la tarea del poeta.


Sé decir a veces que cuando no escribo me preparo para escribir: miro, contemplo, espero. Así lo hace el poeta Daniel Tomás Quintana cuando está en el umbral. En ese interregno de la espera y "los versos/ se suicidan / en los charcos".


Aquí, el poema Asalto, acaso otra manera de llegar al poema: "Tomar la noche / por las astas //asaltar su casa/ a punta de palabra// echar la puerta abajo/ con el ariete / contundente/ del silencio // nombrar/ decir/ callar". ¡Qué generoso tu legado, poeta!


El oficio de poeta está grabado como una preciosa serigrafía, que no omite detalles. Que muestras los escondrijos.


En el poema Caballos, por un beso que se descuelga del follaje, "tiembla el poeta/ en el centro endeble/ de la trama// el corazón gastado/ recupera su antiguo/ oficio de caballo". Habla acaso el poeta de esa imagen que en la tarde nos detiene y nos pone la palabra en la boca. Ese temblor.

Recuerdo cuando Baldomero Fernández Moreno dice buscando la esencia del Poeta:"Un hombre que camina por el campo/ y ve extendido entre dos troncos verdes/ un hilillo de araña blanquecino/ balanceándose un poco al aire leve// y levanta el bastón para romperlo/ y ya lo va a romper, y se detiene". ¿Es ese detenerse en el instante el que permite la gracia del poema?


La naturaleza toda se consagra en la palabra poética, veamos el poema Anochece: "Una abeja/ le quita los hilvanes / a la tarde// una araña / celebra su misa/ en los rincones// un gato/ hambriento de luna/ transita por el árbol // la noche/ se desnuda/ en una esquina". Todo se celebra y se consagra desde una abeja hasta la desnudez de la noche.


Y están la perdiz, los tordos, una bandera ebria de vientos... Su infatigable oficio de "descubrir asombros" en "los andenes amarillos del domingo". Y está el dolor, la pobreza, la ignominia:
"ay, las gubias de este invierno / repujando el metal de la pobreza". Y las plegarias desoídas y el desierto. Y está la muerte, tan próxima, aunque se tenga la obstinada esperanza "de que la soga/ haya desertado/ de su vocación/ de nudo&".


Leo Destino: "dejo caer/ una palabra/ en el cuenco / de la noche//el agua oscura/ se astilla en las ondas// se dilata/ hacia la orilla// un hombre/ asediado/ por la peste// augura su destino/ lanzando al aire/ los huesos de una mariposa."
He vuelto la última página. Una epifanía se me ofrece: un caballo, que ha bebido manantiales y charcos, comido alfalfares y pajonales, soportado las agujas de invierno y el oro del verano, lleva en los ojos la lluvia y el relámpago. Ya no tengo dudas, ese caballo sostiene la mañana.

Córdoba, 6 de agosto de 2023

Tel: 15 3544 59 44 65

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09 a 13hs / 15 a 18hs.

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